El año pasado quedará en mi recuerdo por haber sido el de la publicación de mi primer fotolibro, “Charter Book”, que presenté con Art Papel Ediciones en la Feria del Libro de Santander en el mes de julio.
Empecé un nuevo proyecto en torno al tema del jardín como espacio de recreo.
Visité los jardines de Aranjuez en el gélido invierno, el jardín Botánico del Atlántico en la primavera y recordé mi primer viaje a Gijón cuando tenía apenas 10 ó 12 años, para visitar a mi tío Manolo, que por aquella época vivía en la Universidad Laboral dedicado en cuerpo y alma a la creación de su herbario, allí nos mostró con orgullo su colección de plantas, quede impresionada por la grandiosa arquitectura de la Laboral y la exquisita comida que nos ofrecieron las monjas, probé por primera vez el tocino de cielo y cobró para mi sentido la frase tantas veces escuchada de “ vive como un cura”.
Así vivió mi tío Manolo, como un cura, un jesuita dedicado a la investigación botánica, un hombre sabio ya centenario, que murió el año pasado y dejo su magnífico legado al Jardín Botánico del Atlántico.
Después vino el otoño y mi exposición en el Centro Cultural Dr. Madrazo: “Un lugar de partida”, para la que conté con la gran ayuda de mi buen amigo Pablo López.
Este fue el año en que cerré por última vez la puerta de la casa donde pasé mi infancia. La exposición fue mi sentido homenaje a los buenos momentos vividos en ella y a las personas que los compartieron conmigo, cuyo recuerdo tengo siempre presente.
Una puerta se cierra y otras se abren. Ahora les toca a mis hijos comenzar a crear su propio proyecto de vida.
Pero el viaje no ha terminado y sigo trabajando en nuevos proyectos, ahora centrados en jardines olvidados en los que el tiempo se ha detenido y nos invitan a pasear con calma gozando de sus sonidos, en silencio, buscando la sombra y aspirando los olores de plantas y flores.
En lo profesional ha sido también un buen año. Comenzó en abril con la boda de Sara y el bautizo de su primer hijo en el Santuario de la Virgen de Valvanuz, después vinieron las bodas de primavera y verano, en septiembre llego PhotoEspaña a Santander y volví a prestar mis servicios cubriendo todos los eventos y exposiciones de su “Perpetuum mobile”, el leit motiv de PHE2024, que nos trajo entre otras la preciosa exposición de Masahisa Fukase “Ravens” al CDIS.
Otra escapada de otoño me llevo a visitar los Jardines y el Palacio de Liria, aproveche mi estancia en Madrid para ver la exposición del gran fotógrafo ucraniano afincado en Nueva York, Weegee, el que siempre llegaba el primero al lugar del suceso.
Se inauguró un nuevo espacio dedicado a la fotografía en homenaje a Pablo Hojas, Casyc Photo y me invitaron a dar una charla sobre mi proyecto editorial, hablamos del proceso de creación y edición de un fotolibro ante un público joven muy interesado, da gusto ver que las nuevas generaciones muestran tanto interés por la fotografía.
Y terminamos la temporada en diciembre el día de los Santos Inocentes con otra Boda- bautizo en la Iglesia de Arce, parece que esta nueva modalidad de celebrar bodas y bautizos va a ser tendencia.
Y así puse el cartel de cerrado por vacaciones el 31 de diciembre, con la esperanza de que el 2025 sea tan bueno como el 2024.
Aquí os dejo algunas fotos de un año de bodas, fotolibros, exposiciones y jardines.
Lucía Laínz
Santander, febrero 2025