Antes de la boda

Portada 2-lucia lainz reportaje novios Santander

 

En estos días de crudo invierno, terminando ya la larga cuesta de enero y febrero, cuando apenas hay eventos que celebrar, aprovecho que tengo tiempo para revisar mi fototeca y hacer limpieza de disco duro, borrando las fotografías que no me interesa conservar. Así voy cribando y dejando solo las mejores fotos.

 

Durante el proceso me doy cuenta del privilegio que supone poder acceder al interior de las casas de todas las novias que me han confiado el reportaje del día de su boda.

 

Algunos novios tienen dudas sobre la conveniencia de que fotografíe esos momentos tan íntimos de los preparativos previos a la ceremonia. Yo siempre los animo a que me dejen fotografiarlos, ya que suelo obtener buenas imágenes.

 

Porque en el fragor de la batalla, cuando las prisas y los nervios previos al momento de dar el ¡Sí, quiero!, tienen a los protagonistas ocupados en otros menesteres como: los últimos retoques de maquillaje y peluquería, los ajustes del vestido, la colocación del velo, el nudo de corbata que no sale, los gemelos que no aparecen… Surgen escenas muy auténticas que son esenciales en el relato y merecen ser fotografiadas.

 

Esos momentos de locura, cuando afloran las emociones, me dan las mejores imágenes, fotos que quedarán para el recuerdo, aunque no sean las elegidas para figurar en el álbum.

 

Me encanta retratar a los novios en su entorno familiar. Me gusta porque nadie está pendiente de mi cámara y todo surge de forma espontánea. Que el padre de la novia esté aún en pijama y el sobrino reclame su ColaCao mientras la novia se viste en el salón asistida por todas las mujeres de la casa y suena el timbre de la puerta, pero nadie abre al repartidor que trae el ramo de la novia. Son situaciones que me recuerdan la escena del camarote de los hermanos Marx y me entran ganas de pedir otros dos huevos duros.

 

Las flores que no llegan, los anillos que no aparecen, las sandalias que quedan demasiado grandes y esos malditos botones diminutos imposibles de atar que son una auténtica tortura y parece que no se acaban nunca.

 

Me gusta estar presente y registrar todo ello, porque que creo que estas fotografías en la casa familiar cobrarán más valor con el paso del tiempo y nos dejarán muy buenos recuerdos.

 

Cuando los novios prefieren vestirse en el hotel donde pasarán su primera noche como recién casados también me gusta fotografiar los preparativos previos. Las habitaciones de hotel no tienen ese componente sentimental de vestirte en tu casa, pero ofrecen una atmósfera diferente. Tienen algo cinematográfico, siempre busco la luz de una ventana para retratar a la novia o el novio, me recuerdan los cuadros de Edward Hopper. Poseen algo de novela romántica, algo importante está a punto de suceder y yo, con mi cámara, seré testigo de ese suceso.

 

Hasta el momento no he presenciado ningún crimen, solo alguna crisis de nervios, el último consejo de un padre, un sentido abrazo, unas risas con las amigas, un brindis por la felicidad de los novios...Momentos gratos que queremos recordar y por eso es importante que la fotógrafa este allí para registrarlo y aquí para compartirlo con vosotros.

 

Gracias por vuestra confianza. me encanta que vengáis a Santander y Cantabria a celebrar vuestra boda y que contéis con nuestro equipo para realizar vuestro reportaje de boda.

 

Aquí os dejo una pequeña muestra de nuestro trabajo.

 

 Lucía Laínz