Con Javier Vallhonrat y su última exposición “La sombra incisa. Bordeando el hielo”, que se acaba de inaugurar en las Naves de Gamazo.
Hace unos días me llamaron de la Fundación ENAIRE para solicitar mis servicios como fotógrafa dando cobertura a la rueda de prensa y posterior inauguración de esta muestra que acaba de aterrizar en Santander.
Para mí siempre es una alegría que me requieran para fotografiar este tipo de eventos, porque me interesa el arte y las exposiciones, que la Fundación ENAIRE con la colaboración del Gobierno de Cantabria y la Autoridad portuaria traen a nuestra ciudad. Nunca defraudan y siempre me ofrecen la oportunidad de aprender algo nuevo.
En esta ocasión he tenido la suerte de conocer a Javier Vallhonrat, un hombre encantador y un artista con un discurso muy interesante.
El primer día, andaba yo por las naves fotografiando la exposición y disfrutando del exquisito montaje de Angeles Imaña, comisaria de la muestra, cuando vinieron a entrevistar a Javier para el Diario Montañés. Me acerqué discretamente para retratar al artista mientras contestaba las preguntas del periodista Guillermo Balbona y ya me quedé enganchada por la conversación tan interesante que mantenían.
Esa misma tarde estaba programado un encuentro de Javier con fotógrafos, artistas y público interesado en su obra y me invitaron a unirme a ellos. Me gustó mucho escucharle, por lo que dice y por la forma tan suya de expresar conceptos complejos de una manera tan sencilla.
Es una persona muy especial, con ese aspecto entre quijote y eremita. Me lo imagino durmiendo en esa pequeña gruta al pie del glaciar.
De ese glaciar de la Maladeta al que lleva subiendo más de diez años, cada verano, cuando se derrite la nieve y queda al descubierto su rostro de hielo azul, tintado de tonos rosáceos por efecto de la calima del Sahara, que a veces lo cubre y enmarcado por lajas de granito y rocas.
Un ser vivo, frágil y vetusto, inabarcable en su grandiosidad, como una gran ballena varada en las cumbres del Pirineo, con el que Javier ha establecido una relación que va más allá del simple testimonio fotográfico, una relación de respeto y veneración por ese anciano glaciar que poco a poco se va degradando por efecto del cambio climático.
Y es que el fotógrafo nos cuenta que no le interesa la fotografía “paisajística”, su proyecto va más en la línea de los “walking artists” como Hamish Fulton o Richard Long que hacen de su experiencia personal en relación con el territorio que transitan y con el que interactúan una obra de arte.
Así entiendo yo que Vallhonrat hace de su experiencia personal en la alta montaña, de su inmersión en el territorio del glaciar, de sus múltiples recorridos por el entorno que lo circunda, de las noches pasadas al borde de la masa de hielo, de los sonidos del hielo al derretirse en continuo goteo, crujir y resquebrajarse por los cambios bruscos de temperatura, que también provocan desprendimientos, un proyecto artístico muy personal.
Y esta es la materia prima con que Javier ha venido trabajando todos estos años subiendo y bajando a las cumbres con su equipo, buscando las mejores ubicaciones para plantar su tienda- cámara oscura, realizar los registros fotográficos de pequeños detalles de la masa glaciar con los que componer sus polípticos.
Recogiendo muestras de hielo que al derretirse sobre el papel dejan las huellas del agua y el polvo en que se va deshaciendo para conformar sus Hielografías.
Un placer para la vista y el oído esta exposición de “La sombra incisa “que ahora tenemos la suerte de disfrutar en las Naves de Gamazo.
Y mejor aún haber podido escuchar a este gran fotógrafo-artista y gran persona, que tan generosamente nos ha contado su experiencia, sus fuentes de inspiración, su técnica y su visión del mundo, donde hombre y naturaleza, no son compartimentos estancos, sino un todo en el que estamos inmersos como una pequeñísima parte y no necesita ser salvado por nosotros, basta con que lo tratemos con el respeto que merece.
En fin, mucho que agradecer a este grande de la fotografía por compartir su arte, su tiempo y su discurso, para el que me gustaría la banda sonora de Eduard Grieg “Peer Gynt”, pues me trae a la memoria cuando de pequeña escuchaba en el tocadiscos de casa “En la gruta del rey de la montaña”. Así puedo imaginar a Javier Vallhonrat en sus montañas recorriendo bosques, grutas y senderos como el “walking artist” que es.
Por eso os animo a visitar “La sombra incisa” y descubrir por vosotros mismos todo lo que tiene que contar. Aquí os dejo mi pequeña aportación con un puñado de fotos que espero os inviten a visitar las Naves de Gamazo y conocer más a fondo este proyecto.
Gracias Javier, Beatriz, Pedro, Angeles, Eva y todos los que formáis el equipo de Las Naves de Gamazo.
Lucía
Santander, marzo 2022