Cuando llegué a casa de Rosa no imaginaba la cantidad de sorpresas que me esperaban esa tarde .
Unos días antes había recibido una llamada de una madre en el estudio, para encargarme un reportaje de Primera Comunión en su casa en Galizano, un pueblo cerca de Santander. Se trataba de una sesión fotográfica en familia con Marina y sus hermanas, Estefi y Carolina. Al llegar, lo primero que encontré fue a Rosa, la madre de Marina, de tertulia con sus amigas en el porche de la casa. Me ofrecieron un café pero preferí empezar la sesión con la niña, que ya estaba preparada, y no hacerla esperar más, pues se la notaba nerviosa.
Marina resultó ser una niña encantadora, deseosa de posar ante la cámara, que con su hábito blanco y su corona de flores parecía un hada del bosque. La tarde estaba preciosa pero el sol aún estaba alto y decidí empezar con las primeras fotos, buscando la sombra en una zona del jardín dónde crecían las calas bajo un tejo al borde de un pequeño arroyo, el escenario perfecto para retratar a nuestra Anjana.
Primero charlamos un poco para romper el hielo y que fuera cogiendo confianza. No fue difícil pues estaba feliz con su corona y su hábito blanco. Quería que la hiciera fotos en el columpio del árbol y con su perrito “Titi”, cogiendo flores amarillas y con una cala en sus manos, se fue animando y me pidió mas fotos con sus animales. Fue entonces cuando me abrió la verja del recinto dónde su padre, que es veterinario, tiene a todos los animales de la granja. Pasamos de la sesión bucólica del bosque de las hadas, a la sesión Rebelión en la granja, y Marina, la pequeña Anjana, se transformó en una versión femenina de San Francisco de Asís. Disfruté como nunca haciendo mis fotos con esta modelo tan particular mientras esquivaba las embestidas de una ternerita que me mochaba porque quería mamar, y trataba de no tropezar con los patos y los gansos, a la vez que preguntaba si no había peligro de que me mordieran la cerda o la oca. Vamos que me lo pasé en grande retratando a Marina con sus hermanas y el arca de Noé en pleno, en una tarde maravillosa con esta familia amante de los animales, que me hizo sentir como en casa.
Salí encantada de su casa con el convencimiento de que Marina seguirá los pasos de su padre y el día de mañana será una gran veterinaria, sino decide dedicarse al mundo de la pasarela, porque de modelo también ejerce muy bien.
Gracias Rosa, Marina, Stefi , Carolina y “Noé”; disfruté mucho fotografiando una tarde en vuestra granja y espero que os gusten estas fotos que realicé para vosotros con tanto gusto y diversión.
Lucía Laínz
Fotógrafo. Santander
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